viernes, 29 de septiembre de 2006

El infierno según Banamex

En este sitio de pecadores, se hace una larga fila en una sucursal ardiente donde algo siempre está fuera de servicio.

Banamex apesta.

Mi madre trabajó media vida en Banamex, y por supuesto, defendió el banco con la camiseta muy puesta durante mucho tiempo. Una no muerde la mano que le da de comer. Los bancos tienen buenas prestaciones para sus empleados, en efecto. Aunque según cuenta mi madre antes eran mucho mejores y con el tiempo las fueron reduciendo en perjuicio de los trabajadores.

La verdad es que yo lo encuentro indefendible. Entiendo que un banco pueda estar muy lleno los días de quincena, pero para Banamex todos los días son iguales. Siempre pasa algo: se cayó el sistema, no sirve el turno, enfermaron dos cajeros, etc.

¡Que alguien les explique! ¿de qué putas madres nos sirve que ofrezcan más productos si no pueden atender una sucursal? Despidan a 3 mercadólogos y contraten asesores en procesos y servicio al cliente.

Si tienen tantos clientes en la vida, ¿por qué no ponen más cajeros?, ¿por qué no abren más sucursales? ¿por qué no se sientan a pensar cómo hacerlo mejor? ¿por qué están ciegos y sordos a lo que está pasando a diario en su sitio de trabajo?

Y llego a mi teoría: en realidad es una sucursal del infierno. A todos nosotros los pecadores, nos toca por la gran carga de nuestros pensamientos, palabras, obras u omisiones, expiar culpas en Banamex. Cada vez que sale una persona por la puerta principal se gradúa un ángel en el cielo. Cada 20 minutos de espera equivalen a un pecado. Así que en cada visita expías al menos 3 pecados recientes. En realidad, es un buen negocio si lo piensas así.

¿Alguien se atreve a negarlo?

jueves, 7 de septiembre de 2006

Galardón Amistad Revelacion 2006

Y los nominados son:
Yoryiboy por... la foto de Niggurath
Artemisa por... la sabiduría ante la pipa
Ale Ardilla por.. reno relleno de reno
Ernesto bajando una escalera por... y la chingada
Kike por...el placer de ser devorado por un león

Próximamente, en vivo desde la carpeta roja.
Conduce Marco Antonio Regil y Carmen Salinas
¡No se lo pierda!

miércoles, 6 de septiembre de 2006

¿Y quién es Zoko?

...Pregunta la multitud intrigada.

Zoko es un ente del averno.
Zoko es tu pesadilla.
Zoko es tu peor pensamiento.
Zoko es el pellejito que le sobra a la orilla de tu uña.
Zoko es el limón que cae sobre la herida.
Zoko es la migraña.
Zoko es y ya con eso es suficiente.

lunes, 4 de septiembre de 2006

Zoko

Y es que en verdad, Zoko merece su propio post.

(Aplausos)

Zoko nació resentida porque en el Issste la acostaron volteada al primer instante. Así fue como se le acható su carita y se le quedó su gesto de mecagaslamadretuytodatuputafamilia.

Su trabajo no le gusta, pero tampoco a su trabajo le gusta ella. Está peleada con todos porque no han tenido la decencia de preguntarle por qué está enojada. Zoko representa la conjugación del verbo molestar:
Yo le molesto
Tú le molestas
Él/Ella le molesta
Nosotros le molestamos
Vosotros le molestáis
Ustedes le molestan
(vease conjugación en pasado perfecto y futuro perenne)

Zoko sólo sonríe cuando va al baño. Porque va sola.

Guarda en su cajón una trampa para ratones; así puede atraparte un dedo y ponerlo en un frasco si intentas hurgar su displicencia. Zoko hace muñequitos vudú con el pelo que se te cae cuando la ves y quiere hacer tacos con tus restos cuando logre aniquilarte.

A Zoko le dijeron que reír era cosa de changos estúpidos y así nos juzga cuando somos felices. En su primera cita, se aburrió tanto, que nunca tuvo otra.

Zoko tuvo zapatillas Mi Alegría y con ellas aplastó los ojos del primero que le miró las nalgas. Zoko aprendió a decir gracias cuando murió el prefecto de su primaria.

Zoko no vio El Aro. El Aro la vio y se murió a la semana siguiente.

Zoko va al Vips para enojarse por el mal servicio, y cuando se harta, se dirige al Sanborn's para quejarse del pésimo café.

Las voces en su cabeza le gritaban cosas horribles, por eso Zoko decidió eliminarlas a cuchilladas.

A Iggy Pop le da miedo Zoko.

Y a mí también...