viernes, 1 de febrero de 2008

Cadáver exquisito

Juguemos. Para los que no saben, según Wikipedia:
"Cadáver exquisito es una técnica por medio de la cual se ensamblan colectivamente un conjunto de palabras o imágenes; el resultado es conocido como un cadáver exquisito o cadavre exquis en francés. Es una técnica usada por los surrealistas en 1925, y se basa en un viejo juego de mesa llamado "consecuencias" en el cual los jugadores escribían por turno en una hoja de papel, la doblaban para cubrir parte de la escritura, y después la pasaban al siguiente jugador para otra colaboración".

En el juego original no podríamos ver la colaboración anterior, pero aquí sí podremos verla. Se trata de poner una continuación al texto anterior. Dejaré un fragmento y si quieres participar pon en los comentarios la continuación. Conforme lleguen los anexaré al post original para que podamos verlos como secuencia.

Venga, sean creativos y lúdicos.

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No era aún de noche. Se podía ver perfectamente el contorno de las flores y su centro. Tomó el teléfono y llamó:
- Me complace enormemente anunciarte que acabo de presenciar el asesinato de tu madre.

Así fue como Paul se vengaba de tantos años de miseria. La persona que estaba al otro lado de la línea era Tristan, su compañero de juegos de la niñez y el verdugo de su juventud.

Paul -en el momento más sádico de su vida- no podía ocultar su regocijo. Era tanta su alegría, que Tristán casi pudo oír como los músculos de su cara se contraían lentamente para formar el gesto conocido como "sonrisa".

Paul en su actitud de vencedor, esperaba al teléfono ante cualquier signo de dolor para soltar la carcajada más sonora que sus cancerosos pulmones le permitieran. Su victoria no estaría completa hasta sentir el dolor de su otrora amigo. Pero al parecer el destino lo haría esperar un momento más, Tristán encolerizado y dubitativo, azotó el teléfono contra su base y corrió hacia la casa de su madre. Quería confirmar de cualquier forma la noticia. No sabía si Paul, en su infinita desgracia, le jugaba una broma pesada, mintiéndole para tratar de alegrar un poco su precaria existencia.

El corazón le latía aprisa. Creía en la trampa.
Cerró la puerta que daba a la calle y el sonido le causó una sensación de irrealidad.
La calle estaba vacía, sólo peatones ocasionales.
Tristán localizó a una mujer madura que compraba fruta en la esquina. Reconoció a su madre y suspiró aliviado.
Secándose el sudor de la frente se acercó a la mujer en el instante en que veía como el vendedor de fruta le clavaba un cuchillo en el viente.
Su madre caía inerte ante él que sólo atinaba a mirar todo en cámara lenta.

Súbitamente, lo comprendió todo. Paul no sólo había mentido al decirle que había atestiguado el infeliz incidente, lo había hecho para que Tristan también estuviera presente en el momento, tan sólo antes de morir.

Era una venganza redonda, perfecta.

Casi podía oír sus risas detrás de él. Entonces, giró en redondo para no recibir el balazo en la espalda.

Pero ese balazo no llegó. Esa mirada, esa sonrisa, que había sentido detrás de él, no existía. Alrededor no había nada, la calle estaba desierta; solo él y su madre muerta.

- Un momento, ¿dónde está el vendedor? ¿dónde está el asesino de mi madre?

Sintió que perdía aire, su cuerpo se volvió frío rápidamente y, desde un punto más alto, vio como su cuerpo caía poco a poco, resbalando por la pared.

- No, no otra vez.

Empuñaba las manos y restregaba su cara para que su madre tuviera vida o al menos para perder por completo la razón.

Sin embargo, el cuerpo de su madre seguía ahí, viéndolo y volviéndose a cada segundo más rígido, gritándole: ¡me mataste!

Todo tornó a una misteriosa calma y a un tormentoso silencio, que sólo dejaba lugar para el cuerpo sangrante de su madre.
De pronto ese silencio fue interrumpido por unos pasos que corrían detras del puesto. Tristán supo en ese momento que quien fuera que escapaba en medio de la oscuridad era la clave para la muerte de su madre y la desaparicion de todos de manera tan extraña.

Sintió que debía moverse rápidamente y alcanzarlo, torturar a quien escapaba si era preciso... tenía que saber la verdad.
Pero la culpa de la muerte de su madre le pesaba como plomo en los pies y volvió de roca su alma.. cada músculo de su cuerpo se engarrotó por completo, no pudo ni cerrar los ojos para no ver más el cuerpo de su madre que sangraba de una manera tremenda.

Quiso moverse.. no pudo... los pasos se alejaron más y más...

Al sentirlos lejos sintió alivio.. pero seguía sin movimiento... respiraba de milagro... cada vez menos..súbitamente le taparon los ojos y lo sujetaron.

Sintió cómo su cuerpo se despegaba del piso como si una ráfaga de viento le hubiese aventado.