martes, 7 de marzo de 2006

¡Qué cara está la vida!

El costo existencial se ha vuelto impagable. Más allá de las deudas económicas contraídas y los gastos fijos, me sorprende saber las consecuencias que un acto, una palabra o una omisión pueden generar. Parece que sí, en efecto, cada mínimo gesto tiene un efecto fractal sobre la realidad.

La inconsciencia y la imprudencia también tienen costo. Hoy se me ha convertido en un embargo. Quiero pagar porque sé que no hay forma de eludir mi responsabilidad. Sin embargo, me topo con la realidad de consecuencias que no quería en mi vida.

Se me ha roto el corazón por descuido. He lacerado una voluntad por un juego anodino. No sé cómo resarcir el daño, no sé cómo borrar las heridas. Cometí un error y, por primera vez, me arrepiento y me culpo. No hay modo de zafarse ni justificarse. Sólo queda la deuda y los intereses bancarios. Soy morosa sentimental. Estoy en el buró de crédito de las estupideces.

¡Qué cara se me ha vuelto la vida!

viernes, 3 de marzo de 2006

Piojis mental

Es complicado de explicar. Hasta ahora sólo la Chaparra Vega lo había compartido, pero hoy me encontré con que Gabriel también.

Es una sensación muy chistosa y creo que hasta nos da pena confesarla por temor a ser tachados de locos. La sensación es provocada por ciertos sonidos. Hoy decidimos llamarle el wichi-wichi. Son sonidos "chiquitos", es decir, sutiles. Esos sonidos que hacen las personas al teclear en la computadora, los que hacen los niños cuando juegan y hablan quedito, los que hacen las ancianas cuando rezan, los que se oyen cuando te cuentan un secreto, los que hace la gente que tiene una voz dulce y bajita. Todos esos soniditos me hacen piojito mental.

Es una sensación tan placentera que en verdad me gustaría poder compartirla. Sí, se parece un poquito al piojito regular o a las cosquis en la piel, pero es como una caricia dentro de la cabeza, lo que la hace una sensación mucho más elevada y sublime. No es erótica, es más bien relajante. Es delicioso y es idiotizante.

Cuando trabajaba en Función Pública, tenía una compañerita llamada Rosa que tenía el tono, el volumen y la velocidad perfecta que provocaba en mí ese maravilloso placer. Por supuesto que yo hacía malabares para que la chica acudiera a platicarme cualquier cosa. El contenido no era importante, sólo la forma. Como valor agregado, usaba el perfume Paloma Picasso que es uno de los aromas que me provocan la misma sensación.

Pequeños placeres de la vida que anoto en El Libro de Cabecera...

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Epílogo
La Fiesta Cumpleañera Karaoke fue de verdad una explosión de sabor y diversión. Y como Brenda no me contesta los mensajes ni las llamadas, por este medio, le digo que la esperábamos Yoryiboi, Aarón y yo. Quedamos sumamente decepcionados por su ausencia.

miércoles, 1 de marzo de 2006

Mataperros

Soy Mataperros, Quemapueblos, Armaguerras. Soy la que hace daño a grupos de amigos. Soy la tirana que somete hombres en mi casa. Soy la que consigue que despidan de sus trabajos a sus amigos. Soy la encarnación de la maldad. Soy un ser de perdición que hiere sin piedad.

Tiranizo, someto, destruyo, ironizo, ignoro, bombardeo, talo, deforesto, seco, consumo, doblego... a ti que estuviste tan cerca, a ti que no estuviste, a todos los que se reúnen en mi nombre y a los que lo maldicen en reuniones. Deberían arrestarme, encarcelarme, sodomizarme, castigarme, exiliarme, torturarme, por toda mi deliberada intención de destruir lo hermoso a mi alrededor.

Soy Satán. Soy el meritito diablo porque cuando estaba muy triste no me ocupé de cuidar tu susceptibilidad. Soy lo peor porque estaba tan deprimida que no te pregunté por qué me guardabas coraje. Soy una basura porque te hice saber que no puedes enfrentarme. Soy el apocalipsis porque te orillé a que hablaras mal de mí con otras víctimas de mi sucio plan de aniquilación. Soy la mierda, el estercolero, el desecho.

Soy lo que tú quisiste que fuera. Soy lo que tú proyectaste de ti. Soy lo que tú dijiste. Soy lo que tú hiciste que por años pensaran que soy. Soy el espejo de tu alma. Soy la percepción torcida de los que te escucharon. Soy el reflejo de la incomprensión humana. Soy el egoísmo inevitable que revela nuestra miseria.

Soy todo lo mala que se puede ser... pero soy honesta.