viernes, 15 de junio de 2007

Me gustan los secretos

Me gustan los secretos mientras lo son. Si se publican, en cambio, dejan de serlo y para mí pierden su atractivo.

La verdad, no me gusta revelar mis intimidades. No es un asunto de pudor, ni de miedo. Más bien creo en virtudes públicas y vicios privados. Creo también que los secretos se comparten en susurros al oído de una persona de confianza.

Me gustan los chismógrafos, sin embargo. Decir que prefiero el agua de jamaica en lugar de la horchata, que no tengo equipo de futbol (me caga el futbol), que sí tengo novio, que no me gusta ningún niño del salón, que mi comida favorita es, mmm, digamos que el mole (y toda la que hace mi abue). En fin, esas cosas inofensivas pero curiosas que uno (o una) puede revelar sin mayores consecuencias.

Y confieso que también me gusta enterarme de los secretos ajenos. Morbosamente, leo lo que otros confiesan, saboreo lo que me cuentan, me deleito con lo que escucho ocasionalmente. (Con ello, ya confieso un secreto propio).

Con todo, sé guardar secretos mientras deben serlo. Y me gusta, porque son pequeños tesoros, que quizá se hallen bajo una X de mapa amarillento o que quizá nunca salgan de las entrañas de la tierra.

Por todo esto, no puedo aceptar un juego. A quien le gusten las revelaciones, le recomiendo visitar Desde el olimpo.

Yo...me guardo 8 secretos para alguna charla de café.

miércoles, 13 de junio de 2007

Marca ACME

Como quisiera que existiera la marca ACME para crear cosas que no existen. Por cierto, me entero apenas que ACME en las caricaturas era un acrónimo de "A company that makes Everything".

Yo pediría:
- Un sistema portatil ajustable a los asientos de peseros para mayor comodidad, con respaldo para poder dormir durante el viaje.
- Una grapa para bocas para callar a los impertinentes.
- Un mazo de los que usaban los dibujos animados para dar en la cabezota.
- Unos patines a propulsión como los del Coyote para transportarse rápidamente en la ciudad.
- Un spray reparador de la capa de ozono.
- Libros inflables


¿Cuántas cosas más se me irán ofreciendo en el camino? ¿Habra algún remedio a los plantones, las marchas, y los polticos que marca ACME pueda fabricar para ayudarnos?

domingo, 10 de junio de 2007

Confesiones en una pista de baile

¡Insuperable, magnífico y exquisito! Describir el Confessions on a Dance Floor tour es difícil, porque las palabras sobran ante tan buen espectáculo.

Madonna nos sorprende siempre. Por sus brazos inmutables, su vanguardia y su música. Esta vez había conseguido hacer un maravilloso álbum con música disco, al mejor estilo Giorgio Moroder. Luego hizo un show extraordinario y consiguió hacer un video mucho mejor. El concepto integral de concierto es una fiesta en una discoteca setentera, sin embargo, el toque retro va acompañado de elementos actuales. Por ejemplo, contrata un equipo de bailarines que desafían la gravedad y que brincan incluso por encima del público. Además, hace versiones nuevas de canciones viejas en el mismo estilo disco, con arreglos perfectos.

Claro que no deja de ser controversial. Para cantar Live to tell, se coloca en una cruz de luz con un fondo llameante. Y tampoco deja de ser política. Ataca a los políticos, pide ayuda para la infancia en Malawi, aborda la lucha Israel-Palestina y le pide a Bush que se calle porque está cansada de sus mentiras.

Es increíble cómo Madonna le sobrevive, no sólo a las estrellas de su tiempo (como Michael Jackson), sino a las presentes (como Britney Spears). Atrás ha dejado a miles de estrellitas pop que se han perdido entre la fama, las drogas y las excentricidades.

En la película En la Cama con Madonna, ella le confiesa a sus coristas que sabe bien que no es ni la mejor cantante ni la mejor bailarina. ¿Qué hace entonces que Madonna sea una de las cantantes más famosas del mundo? Creo yo que su voluntad, tenacidad y disciplina. Seguramente también su claridad de visión. Pero también, las relaciones artísticas que crea. Madonna sabe bien que no todo puede crearlo su cabeza, entonces decide trabajar con los mejores del mundo. En Ray of Light, William Orbit le produce y continúa trabajando con él en Music, donde se asocia también con el francés Mirwais Ahmadzai, con quien después hace American Life y Confessions on a Dance Floor. Estos dos músicos habíán estado haciendo vanguardia en música electrónica en los últimos años. Sus alianzas artísticas en todos los ámbitos son seguramente parte de la clave de su exito.

Madonna es una perfeccionista recalcitrante. Cuando nos revela el detrás de cámaras de sus conciertos, podemos ver cómo no descansa hasta que todo es perfecto y cómo consigue que todo su equipo se alinee con los objetivos y con su vision. Conforme ha pasado el tiempo se le ve más tranquila y concentrada, mucho menos inquieta. Y claro, como ella lo dice en American Life, hace yoga, pilates, karate, tiene un manager, un asistente, un abogado, etc. Lo interesante es cómo ha conseguido lidiar con la soledad de la fama, que aún en el Blonde Ambition parecía causarle merma en el ánimo. Ahora parece centrada, casada con Guy Ritchie, con dos hijos y con residencia en Inglaterra. Una mujer que ha echado raíces, que ha creado una familia y que simplemente es artista para el mundo. Se ha dedicado a explorar cuanta disciplina, ejercicio, técnica, modalidad y religión posible con tal de encontrar su centro.

Madonna es toda una artista. No es simplemente una cantante o una bailarina, sino una artista de modo integral, que le da narrativa a sus conciertos, que crea conceptos con sus álbumes, que marca tendencias, que innova musicalmente, que experimenta, que se coloca en una postura politica, que sacude conciencias, que busca cómo ayudar a hacer de éste un mejor mundo.

Y lo ha conseguido ya. La humanidad vale la pena por la belleza que creamos. Madonna ya ha superado la cuota de beldad.


Recomiendo ampliamente que vean el Confessions on a Dance Floor Tour. Ya está disponible en DVD. Es una experiencia alucinante.

viernes, 8 de junio de 2007

El señor de la luz

"Quizá George Lucas empezó a esbozar los midiclorians pensando en la mitocondria. Incluso fonéticamente podemos notar que hay un gran parecido, en inglés (mithocondria). El asunto con Lucas es que en realidad nunca fue tan creativo. Sólo que el resto de directores de ciencia ficción lo eran menos. Al final del día, Star Wars no es ni más heroica que la rebelión de Moisés en el desierto y a él también le llovían cosas del cielo.

Traigo esto a cuento (literalmente) porque cuando estábamos a mitad de la filmación del episodio se le ocurrió a Joyce que podíamos incluir alguna referencia a la saga mencionada. Joyce siempre se afanaba por expeler ideas estúpidas. Como si nadie notara que estaba ahí porque era la nalga del director. Su belleza era proporcional a su indigencia neuronal. Nosotros, y con ello me refiero a toda la producción y hasta el elenco, la mirábamos con ternura y luego la ignorábamos para seguir con el rodaje. Ese día estuvimos tentados a arrojarla al mar. Ya teníamos suficientes problemas

Por las características del personaje, los fans siempre pensaban que era Josh el que daba las mejores ideas. No se puede pedir más de la ignorancia de la gente y es lógico que jamás piensen que las líneas que ven en pantalla son obra de los escritores y no de los actores. Josh no era más que un tipo guapo y carismático, pero las bromas, jamás las inventó él.

Ese día, estaba enfurecido porque se le había caído una amalgama. Siendo actor, no se podía esperar menos que un gran drama por todo el set. Llevaba su gran cara de sufrimiento y sus palabras ininteligibles de lengua atravesada. En cada corte se sentaba donde podía para sobarse la mejilla como si le creciera un coágulo de pus mortal. Recordé el motivo por el que me alejé de los estudios ABC. No soportaba la actitud de los actores en su pose de hospital general, sobre todo de Maurice Bernard. Tiempo después descubrimos que era bipolar, pero para ese momento, todo lo que hacía era fastidiar. Para el propio elenco, el tipo representaba al típico resentido de minoría étnica. Había crecido en San Francisco, pero con padres de Nicaragua y San Salvador. Seguramente había reminiscencia de guerrilla en su ADN. ¡Qué diablos! Estaban de moda los latinos, el rating no miente.

Como sea, el asunto es que cuando debíamos grabar la huída de Josh y Evangeline, todo se puso en nuestra contra. Ya que la filmación se hacía casi por completo en exteriores reales, con naturaleza agreste, el reto más grande siempre lo llevábamos nosotros. Emparejar la luz, con sol y lluvia intermitentes, nos había arrancado lágrimas de sangre. El monitor nos revelaba el cambio en la iluminación y teníamos que cortar la escena. Revisamos varias veces el storyboard con la esperanza de que pudiéramos adelantar en alguna otra escena. El tiempo se nos agotaba.

Decidimos filmar la escena de Tania, quien saciaba su apetito con soltura en algún lugar de la isla. Se le mandó llamar y la chica apareció tarde con semejante parafernalia, como si estuviéramos filmando Los Ángeles de Charlie. Williams estaba al borde de un infarto. Era mediodía y no teníamos ni una escena completa.

Colocando miles de pantallas y utilizando lámparas conseguimos atenuar el rayo cenital del sol. Tania ya se había despeinado. Evangeline se había untado un poco de barro en la cara y Josh había llorado por enésima vez. Inicialmente, después de que golpearan al improvisado guardia (el asistente del director Richard Peter Schroer), debían entrar a la cárcel de torturas donde tenían cautivo al novio de Tania en la serie. Estaba planeado que fuera una especie de laberinto para generar más angustia en el espectador. Al final, por falta de tiempo, sólo quedó un largo pasillo y el cuarto con las pantallas al estilo de Naranja Mecánica.

Fue justo en ese momento que apareció Jorge con la idea del wookie. A Williams le pareció que seria un gran chiste para el personaje de Josh y que seguramente sería de gran impacto, contemplando que el estudio del público que se realizó a finales del 2006, y las miles de páginas de fanáticos, habían indicado gran afición por la ciencia ficción, en especial por Star Wars.

Y así se filmó la escena finalmente. Alex Rousseau lleva prisioneros a Sawyer y Kate, le pide al guardia que abra la puerta para resguardarlos. Sawyer golpea al guardia y luego refiere la escena en la que Han Solo, disfrazado de stormtrooper, intercambia a Chewbacca.

Esa es la historia. Me parece interesante poder comentarlo. Es la primera entrevista que me hacen. Creo que casi nadie se interesa por la opinión del técnico en iluminación. Deberían preguntarnos más. Les revelaríamos más secretos de los que se imaginan…

¿El final? No, eso sí no puedo. No lo saben los escritores, ni siquiera el mismo J.J. Abrahams".

viernes, 1 de junio de 2007

Anónimos a mi abuelita

Mi abuelita me acaba de mostrar que ella también tiene sus acosadores anónimos. Un ser maligno le ha dejado bajo su puerta dos recados. El primero parecía ser un reclamo legítimo en el que se acusaba a los policías de la vigilancia de la calle de llegar tomados y ser ineptos. El segundo ya subió de tono y le insultó con ese tipo de insultos que ya nos sabemos los que conocimos a Sandrisalchica por estos lares vituales. (Para mayor referencia ir a Insultos de a baro)

El gran problema del anónimo es que nos deja completamente impotentes en el ciclo de la comunicación. No hay modo de responderle a quien nos ha insultado. Por supuesto, que aquel que manda anónimos no es digno de ninguna credibillidad. Los seres que se protegen en el anonimato sólo son gente chiquita, cobarde y con pocas neuronas. Incluso aunque firmen con algún seudónimo chaketo (tus vecinas de tanto tiempo, en el caso de mi abue).

Me parece increìble que mi abue siga suscitando este tipo de reacciones. Pero debo agregar que mi abuela siempre ha sido controversial en su cuadra, jeje. Lo que sí me queda claro es que mi abuela no le saca a la confrontación y cuando la buscan, ¡oh my dog!, la encuentran.

Y me pregunto, ¿qué pasa con la gente que nos odia o nos envidia en secreto? ¿Qué pasa cuando cierran la puerta de sus casas y dedican horas largas a discurrir sobre su malestar? ¿Cómo sucede que un día carcomidos por su veneno deciden enviar un anónimo como último recurso vengativo? ¿Qué pasa cuando se preguntan en la soledad lo que haya generado su escrito? Y básicamente, ¿qué se consigue al enviar un anónimo?

Desde mi particular punto de vista de la maldad, creo que la mejor venganza es aquella que podemos presenciar. Deberíamos poder presenciar la derrota del enemigo aunque sea a la distancia. Si no, no tiene sentido. ¿Qué pasa si no recibe el anónimo? ¿Qué pasa si lo recibe alguien más? ¿Qué pasa si se destruye antes de llegar a su destinatario?

Al mismo tiempo, entonces, un anónimo es sumamente inofensivo. Letras arrojadas al vacío. No sabemos cuál es su impacto, no consumamos venganza alguna porque no podemos mirar su efecto.

A mi abue, mi amor público. A los anónimos insultadores, repudio popular.