martes, 31 de julio de 2007

Peso Pluma

Una pluma soñaba y escribía sobre la libertad. Se unió a otras plumas y formaron un Ala Radical. Cuando fueron suficientes, echaron a volar hacia un mejor horizonte de letras.

jueves, 19 de julio de 2007

¿Y dónde está la audiencia? parte 4 1/2

El periódico El Centro publicó el 6 de julio pasado un artículo muy interesante sobre la televisión mexicana. El titular dice: Telenovelas en crisis. 4 millones dejan de verlas. ¿Adónde fueron los televidentes? ¿qué están haciendo las audiencias que no es ver la televisión?

Ni Televisa ni TvAzteca han conseguido cautivar al telespectador. ¿Por qué? Yo aventuro dos hipótesis:
1. Desconocen los gustos de la audiencia.
2. No saben quién es su público.

Sorprende saber (de buena fuente) que los Aztecos creen que abarcan un segmento importante del Nivel socioeconómico (NSE) A/B (el más alto) y que Televisa cree que se dirige al segmento D (el más bajo). Sin embargo los anunciantes de Televisa se dirigen al segmento C y C+ (clase media) y los de Azteca a las clases populares. Véase Elektra, Banco Azteca y todos los otros negocios del grupo Salinas.

A ver, vámonos poniendo de acuerdo. Televisa, pos su tipo de producciones y patrocinadores, se dirige a la clase media; TvAzteca por su parte se dirige a la clase baja. Al encender el televisor, eso nos grita la pantalla. Entonces, ¿de dónde sacan las otras conclusiones? Supuestamente de sus mediciones de rating.

El rating es casi un mito. Si alguien tiene un aparato medidor de IBOPE, que levante la mano ahora mismo. A lo mejor todos los que tienen un aparato medidor se han puesto de acuerdo para sesgar la medición...

El rating nos dice cuántos televisores están sintonizando el mismo programa simultáneamente. El share nos dice cómo están distribuidos los televisores mientras están encendidos (en qué diferentes canales y programas). La apuesta de Azteca, nos aclara el artículo mencionado, es el share. Es decir, robar puntos de audiencia a Televisa. ¿Y cómo le hacemos para investigar dónde está el resto de la población? ¿Fue abducida? ¿Están dormidos, drogados o tragando camote? Resulta que nadie se ha tomado la molestia de preguntar.


Este año, Televisa afirma que apuesta por la vanguardia en televisión produciendo series originales. Cuatro, de las que casi no se hace una. Y cuando Televisa dice que apuesta, yo le creo y también creo que va a perder. ¿Por qué? Otra vez, porque se olvida del público. El público que mira el canal 5 a las 10 de la noche no es al que le hablan. Cuando miras un sólo capítulo de SOS (Sexo y Otros Secretos) entiendes cuan perdidos están. Personajes estereotipados, desubicados y fuera del contexto nacional, con los que en nuestros cabales, ninguno de nosotros nos identificaríamos. Además de mal dirigida y sin una línea argumental sólida.

El segmento A/B, aclarémoslo de una vez por todas, no está viendo televisión nacional. Punto.

Dicho lo anterior, podemos empezar a pensar en lo que nos queda, el segmento C y D. ¿Qué le ofrecemos de nuevo? La Niñera, versión mexicana. Programas con licencias extranjeras como Amor mío, Lola, Rebelde. La fea más bella y La Madrastra, repetición 5498. Lo que callamos las mujeres casos de la vida real. Nada nuevo como podemos observar.

Más allá de la discusión sobre los contenidos culturales o educativos de la televisión, creo que la televisión de entretenimiento puede ser meritoria y digna. Y todo lo que se nos ocurre es refritear, cambiar abruptamente la programación y hacer modificaciones de última hora al libreto para pelear por el rating. No veo Muchachitas (la nueva versión), pero, ¿alguien ha visto los promos de los últimos días? Prometen cambios espectaculares en la novela y lo que hacen es preparar números de baile, meter dos nalgonas más y un luchador. Esa es la típica solución Televisa. O bien, sacar del aire un programa que puede ser bueno, pero que debido a que necesita tiempo para que el espectador se enganche, no consigue puntos de rating inmediatos.

Seguimos creyendo en milagros y en marketing voraz: vender, vender, vender. Pero por una vez en la vida, es necesario hacer una pausa y preguntarse: ¿a quién? Ya emigraron 4 millones de personas a otra televisión o a otro medio (quizá internet). Creo que este número aumentará ante la creciente oferta de canales de tele pagada y de medios alternativos como internet. ¿Podrán recuperar un porcentaje siquiera de ese público? Yo digo que quizá, si salen de su edificio cristalino a buscar a las audiencias a la calle. Si salen a preguntarles qué nuevos hábitos tienen, qué les gusta, qué esperan en el futuro, qué contenidos necesitan para sus nuevos estilos de vida. Cuando las televisoras afirman que están investigando al público lo que hacen es preguntarle su opinión sobre lo que ya está en el aire, que no es más que un capricho de los productores. Al final del día, los resultados dirán si se prefiere al personaje protagonista o antagonista, si es mejor el vestuario verde o azul, si ese horario te acomoda para ver esa novela, pero no nos revela más sobre el espectador.

Me pregunto qué va a pasar en el escenario de la convergencia tecnológica. ¿Quién va a sintonizar la telenovela ante la oferta cuasi infinita de opciones? ¿Cómo van a convencer a las audiencias de volver sus ojos sobre ellos, cuando sus contenidos están rezagados por décadas con el resto de la televisión? Y nada más, como ejemplo y porque nos ha invadido su producción, menciono la producción estadounidense. ¿Por qué ver El Pantera y no ver 24? ¿Por qué ver La Niñera si ya la vi hace diez años? ¿Por qué ver muchachitas reloaded cuando la primera versión ya era suficientemente deleznable y puedo ver adolescentes internacionales? ¿Por qué la mejor opción para un domingo en Televisa es retransmitir películas de Cantinflas?


Si usted tiene algún dato sobre la audiencia, repórtelo a esta preguntona. Se reporta perdida. Se le vio por última vez hace unos años mirando la televisión. No se sabe nada desde entonces.