martes, 31 de octubre de 2006

Preguntas para incordiar a tu maestro de sociales

1. ¿De dónde salen los recursos que financian los movimientos armados?
2. ¿A quién le pertenecían los coches que incendió la APPO?
3. ¿Por qué los manifestantes llevan cubiertos los rostros con paliacates como raterillos de película?
4. ¿Por qué los estudiantes de las universidades apoyan todo movimiento radical sin cuestionarlo?
5. ¿Por qué es bueno destruir los transportes públicos, ensuciar las calles, incendiar objetos, tirar balazos, arriesgar a gente inocente, trastornar la vialidad, todo en nombre de un movimiento social que en realidad es un pleito de cacicazgos?
6. ¿Quién le va a dar chamba ahora a Ulises Ruis?
7. ¿Y al Peje?
8. ¿Y a Porfirio Muñoz Ledo?
9. ¿Qué pidió Fox a cambio de enviar a la PFP a Oaxaca?
10. ¿Por qué las plazas de maestro se venden?
11. ¿Y a cuánto?
12. ¿A quién le importa México?
13. ¿Por que los Appenses exhortaban a los demás a oponer resistencia al desalojo de la PFP y no salían ellos a romperse la madre?
14. ¿Por qué funciona igual que con los animales domésticos arrojar chorros de agua para calmar los ánimos?
15. ¿Cuántos muertos ha sembrado la APPO?
16. ¿Cuántos muertos dejará la PFP?
17. ¿Cuántos muertos vendrán a comer de las ofrendas este 2 de noviembre?

miércoles, 18 de octubre de 2006

Tamara de Anda y el comercio del arte

Serían alrededor de las 8 de la noche, cuando llegué a la parada del Estadio CU. Justo ahí está el paradero de peseras que me lleva hasta mi casa. Mientras esperába el arranque creí sano y humectante leer algo, pero no, lo que venía era mucho mejor. Subieron cuatro chicas. Alguna de lentes, otra de cabello largo, otra quizá de mala gana. Lo primero que escucho secuestra mi atención:

- Lo peor es que yo sé quién fue la pendeja que promovió ese proyecto. Fue la pendejita de Tamara de Anda.

Lo confieso: me encanta escuchar conversaciones ajenas y volverlas propias. Me enloquece registrar las pláticas del transporte público.

Fingí leer mi libro para concentrar mi oído en aquella charla. Por lo que entendí Tamara promovió un proyecto para vender poesía. Las citadas chicas citaban a su vez a Quevedo y a Sor Juana como parámetro de calidad, diciendo que si quiera si los escritos alcanzaran ese nivel, quizá valdría la pena venderlos.

-Pues esa pendeja gana $3500 pesos por artículo, wey. Publica en esa revista...

Envidia. Mía, claro. Y de ellas, supongo. No le va nada mal, pensé. ¿Cuál es el aspecto reprobable de que la chica reciba una cantidad justa por su publicación? Hay quienes hasta publican libros con mucho menos talento e ingenio y se convierten en best sellers.

- Y dejen les cuento algo peor... Va a salir un programa en el que le das una palabra y te genera un poema o una novela completa. ¡Y hasta un ensayo! Simplemente con darle el tema.

(Nota: un programa es un software para computadora)

Y luego sorprendentemente, las cuatro chicas universitarias se convirtieron en algo parecido a la Asociación de la Vela Perpetua, persignándose por aquella blasfemia. Ay, el pobrecito de Rubén Darío y el sensibilísimo Lope de Vega, que dirían desde sus tronos en el cielo. Ay, Baudelaire y Rimbaud como se estremecen desde el infierno con aquellas insulsas pretensiones tecnológicas. Recemos un Ave María y dos Padres Nuestros por la salvación de la poesía.

- ¿Dónde vamos a parar?, dijo una moviendo la cabeza en gesto desaprobatorio
- Es el apocalipsis...
- ¡Es peor que la pendejada de vender poemas!
- Y ya existe, y te juro que este año ya llegará a México...

Invadirá el espíritu artístico, succionará su capacidad creadora. Dejará esparcidos por las calles los restos de pellejo de aquel que alguna vez intentó ser poeta. Ahora el arte será generado en código binario y píxeles malditos.

Las palabras que referí son las originales. Ya saben que a veces los pseudo escritores nos concedemos licencias, pero esta vez no imaginé. Así fue como lo escuché.

Luego... se bajaron en Metro Miguel Ángel de Quevedo. ¡Maldita sea!

Una vez que descendieron de la unidad de transporte, me pregunté: ¿Qué es lo que les arde tanto a éstas? (en efecto, léase en tono despectivo).

La coincidencia con Tamara de Anda en realidad es una tontería. Alguna tarde ociosa navegando por la red me topé su blog. Admito que me divirtió. Miré sus datos y noté que tiene apenas 23 años. Y no soy ninguna autoridad literaria que pueda calificar sus letras. Sólo soy una lectora gustosa que aprecia la escritura amena.

Así fue como la primera frase de aquella plática me refirió a algo conocido, aunque fuera sólo de manera digital. Pero lo que me dejó meditabunda fue la idea de la venta de poesía. Los artistas han tenido que vivir de algo más que de letras y óleo. A lo largo de la historia son muchos los ejemplos de artistas que trabajaban por encargo o a sueldo, ya sea por los particulares, los emires, los nobles, la Iglesia, los monarcas, etc. Quizá sin ellos el arte no hubiera avanzado. Quizá los artistas hubieran muerto de inanición antes de lograr su obra cumbre.

¿Cuál es el problema grave de que los poetas vendan sus obras? Lo hacen en Coyoacán y eso parece ser cool para la gente. El arte no es un producto, no es mercancia, pero creo que eso no significa que no sea comerciable. No es que apoye la cultura del trabajo, la verdad yo apoyo la de la holgazanería, pero creo que si hemos de dedicarnos a hacer algo que nos provea de dinero para poder tragar, pos de menos que sea algo que nos guste. El comercio del arte le permite a los artistas seguir haciendo lo que quieren sin morir en el intento (y en una de esas poder pagar televisión por cable).

Un software que genere poesía me parece sobre todo muy frío. Creo que podrá hacer combinaciones aleatorias de palabras, quizá ingeniosas, pero carentes de sentimiento. Como quiera, puede que sea una buena herramienta. Si Thom Yorke logró hacer rolas con las creaciones de un ordenador, ¿por qué no podríamos pensar en mejores horizontes de complementación tecnológica artística?

Voy a decir algo sumamente aventurado, no me odien. Creo que las vanguardias y la novedad siempre son vistas con recelo, miedo y hasta rencor por los conservadores. La resistencia al cambio siempre es tendencia predominante. Yo voto por lo nuevo, por la experimentación, por la innovación. Mínimamente tiene el mérito de la valentía. Quedarse con los clásicos no tiene más mérito que la memoria.

¿Como aman los blackmetaleros?

Igual, pero con más ruido.