jueves, 22 de febrero de 2007

Amanecer sin dios (hacia la adolescencia de la humanidad)

ADVERTENCIA: SI USTED ES CREYENTE, ESPERO NO LE OFENDA ESTE POST.

En una charla con Norma y Lucía, surgió el tema (y todo por qué discutíamos el cierre definitivo del limbo). ¿Qué pasaría si un día te despiertas y no hay dios? Lucía es profundamente católica. No dogmática ni fanática, pero muy creyente. Norma es quizá más religiosa, pero no es católica, ni profesa alguna religión en particular.

Una de las lineas que discutíamos tiene que ver con el poco desarrollo que tenemos como humanidad. Y no me vengan con que nos hemos desarrollado tanto porque tenemos satélites, celulares y trasplantes de corazón. A final de cuentas seguimos siendo los mismos seres humanos con más herramientas. El avance tecnológico parece no habernos modificado de manera sustancial. Seguimos haciendo guerras, matándonos entre nosotros, no nos entendemos unos a otros, ni nos entendemos a nosotros mismos. Como humanidad, seguimos siendo niños pequeños. Alrededor de 7 mil años no representan el menor cambio en nuestra llamada "naturaleza humana".

Nos sorprende revisar la historia y percatarnos de cuan parecidos somos a los humanos de civilizaciones que parecen alejadas en el tiempo. En realidad, siguiendo la idea del calendario cósmico de Carl Sagan, somos una infinitésima parte del universo. Toda la historia humana se reduce al último segundo, del último minuto, de la última hora, del último día, del último mes. O como dice José Alfredo, la vida no vale nada.

La niñez de la humanidad se ha caracterizado por creer en mitologías. Algunas se convirtieron en religiones. Y así nos hemos pasado milenios explicando con argumentos mágicos lo que no entendemos. Las religiones son, a mi parecer, más que otra cosa sistemas morales. Creo que han sido eficaces para lograr cierta civilidad y mínimas reglas de convivencia. Castigos divinos, cielo, infierno, juicio final, espera del mesías, vida eterna, la gloria, etc. Promesas ulteriores de castigo o recompensa a los actos terrenales. Formas simplonas de regular seres humanos. Conciencias que a su escasa madurez prefieren una regla de dios, que una reflexión seria.

Pero, ¿no es tiempo de que ya crezcamos mínimamente a la adolescencia? Y la adolescencia implicaría el cuestionamiento de los dogmas, la rebeldía ante todo lo impuesto y antiguo. Implicaría dejar de creer en lo que te han dicho y buscar tu propia identidad. Implicaría, entonces, despertar un día sin dios. No hay más mitos, no hay nada afuera, ni arriba. No hay a quién culpar, ni a quién rogar. No hay nada más que tú, tu mísera humanidad, tus circunstancias y tus consecuencias.

Quedarse sin dios sería lo mejor que podría pasarle a la humanidad. Pero siendo tan pueriles como somos, queremos que nos siga protegiendo Papá Dios, queremos garantizar que nos perdonará por nuestras idioteces, queremos aún creer en cuentos de hadas. Aceptar que sólo es esto, que no hay más que esta vida, que sólo hay un cuerpo, que no hay ningún vigilante ni amoroso ni rencoroso mirándonos. En realidad, no hay un ser supremo allá arriba que nos cuide, que haga justicia, que te quiera por siempre, que te herede una parcela de cielo. ¿Qué pasa si no hay dios?

Supongo que a los creyentes les parecerá impensable. Vaya, ni siquiera aceptarían hacer el ejercicio, como una mera suposición chaira. Porque para empezar, dudar de dios es de por sí blasfemia, pecado y grosería. ¿Cómo atrevernos a dudar de su existencia? No vaya a ser que de veras exista y me oiga pensar y me caiga el rayo de su furia vengadora. Pero ese dios ni siquiera es dios, es más parecido a nosotros. No lo digo yo apenas; ya lo habían dicho mínimamente Schopenhauer y Nietzsche, por mencionar a los más famosos.

Si un día despertáramos sin dios, quizá tendríamos necesidad de empezar a preguntarnos qué diablos hacemos aquí, cuál es nuestro papel en todo el sinsentido que parece la vida. Quizá empezaríamos a responsabilizarnos por nuestros actos, porque no habrá más justicia, ni más recompensa en ningún lugar. Quizá nos replantearíamos la identidad humana para por fin decir quiénes somos, no por quienes fuimos ni por lo que otros han dicho o hecho.

Sin embargo, pienso que este no puede ser un proceso colectivo. Deberá siempre ser un camino personal. Si creemos lo que dicen otros, por muy liberado de dios que suene, seguiremos siendo los mismos infantes creyendo cuentos. Norma afirma que hoy no somos solamente niños, sino chamacos malcriados. Voluntariosos, egoístas, caprichosos, y niños a fin de cuentas.

Vivir sin dios no es más reconfortante. No puedes pensar que alguien allá arriba (o lejos, o donde sea) tiene un plan para ti que no comprendes y que te ama. No puedes creer que algún día te dejará entrar en su reino de bendiciones. No puedes pensar que hay más vida después de esta. No puedes pensar que la justicia se hará al final de los tiempos. No puedes pensar que te ayudará y te hará milagros. No puedes sentir que tu desgracia es su designio y su misteriosa forma de ponerte a prueba.

Vivir sin dios en cambio te otorga posibilidades. Puedes hacer de tu vida lo que gustes, al fin que no hay nada escrito. Puedes asumir las consecuencias de tus actos, sin rendirle cuentas a nadie. Puedes encontrar en este mundo las razones para estar vivo, en personas, en momentos, en vivencias; en fin, en elementos tangibles y comprobables, aunque claro, falibles. Puedes disfrutar más esta vida, este instante, sabiendo que no hubo ni habrá más.

La adolescencia de la humanidad por lo que veo hoy se antoja lejana. Seguimos ocupados en convencer al otro de que mi dios es más bueno que el tuyo. Seguimos siendo gobernados por personas que transgreden en el nombre de su dios. Seguimos pensando que "gracias a Dios", "hay un Dios que todo lo ve", "Dios quiso", "Dios mediante", "Si Dios quiere", "Dios dirá". Seguimos siendo primitivos e idólatras. Changuitos venerando altares de plátanos.

Aún somos tan niños, tan humanos, demasiado humanos..

15 comentarios:

Unknown dijo...

Ufff si esto es un gran kinder. Y hago el ejercicio que propones. Imagino despertar sin Dios. Hacer lo que yo quiero, pensar que antes fui princesa, saber que cuando muera podré elegir entre ser cocinera en la OTAN o madre de 10 hijos en Afganistan (si es que existe para esos días). Puedo pensar lo que sea no? No hay religión, no hay Dios. LO importante sería yo. Vivir intensamente. Saberme parte de un mundo que no sé a donde va. Imaginarme que no hay nada escrito para mi. Evaluar cómo puedo ser mejor persona, porque eso quiero hacer, buscar ser mejor persona. Porque creo en la evolución de la humanidad. Los genes aprenden y si yo aprendo, la siguiente generación será mejor, y tal vez, pronto seamos preadolescentes.
Y sabes? no veo la diferencia. Así es también con Dios. Éste no ayuda, ni castiga. Dios está, es. Por desgracia, solemos cargarle chambas humanas. Que cuide, que resuelva, que castigue. Escondemos nuestras incapacidades en frases que se refieren a El.
Si mañana amaneciera sin Dios, sería la mejor evidencia de que El existe.
Vientos por tu escrito, la gente necesita cuestionar, y ya sea que nos declaremos creyentes o no, ojalá que coincidamos en una entera responsabilidad social. Si creer en Dios o en varios, va a llevar al mundo a seguirse matando, creo que el mismo Dios pediría que no creyeramos en El.

Jorge Hill dijo...

Gran mentira la de Nietzche, Dios no ha muerto, porque Dios, nunca nació.

Tan tan! cha ran chan chan!

Anónimo dijo...

Ahora que es Cuaresma te deberías de acercar a Dios, verás como es maravilloso. Habla con Él...
Qué Dios te bendiga

Jorge Hill dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Jorge Hill dijo...

Que dios bendiga los bife argentinos y las arracheras que me pienso zampar en esta cuaretsmax.

Llevo unas carnitas asadas mañana pa tu cumple mija? ;)

Anónimo dijo...

Puedes comer toda la carne que quieras...el significado d ela cuaresma va más alla de eso.
Saludos
David.

Anónimo dijo...

Deberías escribir un libro de esto, esta super ofensivo para los creyentes. jjajajaja No me hagas reir...al verdadero creyente no le ofende en lo más mínimo.
David

Milo dijo...

Gracias, David, por quitarme una preocupación que en realidad no tenía. En efecto, el creyente pensante no se vería afectado por este post, ni por ninguna otra publicación que simplemente da un punto de vista y que no discute con la fe. En ese sentido, sí creo que la fe no se debate. Se cree o no. Punto.

En realidad, la discusión es más acerca de la poca madurez que tenemos como humanidad. Si al final del proceso de preguntas y respuestas, de todos modos llegáramos a la creencia de que Dios existe, da igual. El problema que planteo no es de fe, sino de irresponsabilidad justificada en la religión.

De pronto, se me antoja pensar que dios si nació. Hay textos que refieren "la historia de dios", en que mínímamente como idea, tuvo que tener un nacimiento.

Última pregunta: ¿ alguien sabe por qué aparecen comentarios suprimidos, si yo no he borrado a nadie?

Milo dijo...

¡Ah, y gracias por las bendiciones!

Jorge Hill dijo...

Es porque el autor de un comment puede suprimirlo cuando quiera.

Por cierto, felicidades!, sorry por no caer en el reven, pero si te has pasao por el blog de Artemisa sabrás que este fin fue medio de terror. Luego nos desquitamos.

Anónimo dijo...

Llego un poco tarde, jaja, pero tu post me gusto, me hizo recordar a 2001 odisea en el espacio, las ideas misticas, alquimicas, la apuesta de pascal, y muchas otras cosas mas.
En la masoneria, se adora al Gran Arquitecto del Universo, es decir, no hay una definicion per se. Por ejemplo, hay personas que ante la ausencia de un dios, vean el sentido o razon de su vida en "personas, en momentos, en vivencias; en fin, en elementos tangibles y comprobables" es decir en... Hay una afirmacion que se hace comunmente, que dice que todos adoramos algo, ya sea al dinero, la fama, el ego, dios, "altares de plátanos", etc" No comparto tal idea, no al cien por ciento ya que los que se dicen monoteistas, tambien caerian en la adoracion de tales cosas y se convertirian en politeistas, pero en fin, no creo que haya algo para discutir, ya todo esta dicho,..
ya no encuentro el sentido de mi comentario, es un sin.sentido, como la vida.

saludos

Jorge Hill dijo...

Bueno, una cosa es adorar el dinero, o un plátano, y otra cosa es creer que ese plátano creo el universo, que escribió un libro através del cual se basan sociedades enteras y que ese plátano mañoso te lleva pal cielo platanero o al infierno del plátano macho dorado si no haces lo que él dice.

el sentido tiene ciertos límites para separarlo del sinsentido.

Anónimo dijo...

Puedes SENTIR el Frio, pero no existe, ya que es ausencia de Calor...Sabes que hay Oscuridad, pero ella es ausencia de Luz, igual el termino SIN DIOS... es ausencia de DIOS.
Dios tenga misericordia y alcance las Almas con ausencia de Dios, ya que es responsabilidad individual de quien se escoje para DIOS por eso muchos seran los llamados (esa vocesita sutil que has escuchado en tu interior en algunos episodios de tu vida)... pero pocos los escogidos... porque TU te escoges para DIOS despues de ese llamado. Ojala no sea ese ultimo, el llamado final que rechazaste.
Cogito Ergo Sum.

Anónimo dijo...

Viejo... te apuesto lo que quieras que si no hubiese religiones no habrian en la historia de la humanidad tanta sangre...

Recomiendo que vean el video de Richard Dawkins "El espejismo de dios" y el video de Carl Sagan "Pale Blue dot".

Milo dijo...

Cierto, querido Anónimo 2, porque muchas guerras se han justificado por fanatismos religiosos. Pero yo creo que si no tuviéramos las religiones, como quiera haríamos la guerra. Ya ves el nazismo, no era por una religión, aunque fue profundamente religioso.

Al anónimo 1, pues la verdad no sé ni qué decirle, creo que las experiencias místicas que refiere se le dan a algunos y me parece genial. Quizá otros no estamos en ese nivel, canal, frecuencia, qué sé yo. Sólo me parece que el cogito ergo sum no está en ese talante, porque más bien inaugura una sociedad que se basa en sí misma, en el pensamiento como validez de su existencia y en ese sentido se aleja de Dios/dios.

Gracias por comentar.