martes, 20 de octubre de 2009

Solicito discursos sindicalistas

Yo sí quiero, de veras. Quiero que me convenzan de que los sindicatos nos sirven y que tienen futuro y que debemos defenderlos. Yo si quiero creer que alguien debería defendernos contra el abuso del capitalismo salvaje y los patrones abusivos. Sí quisiera que todos mis amigos salieran más temprano de sus trabajos, que les respetaran sus ocho horas laborales, que les pagaran lo justo. Yo quisiera, de verdad, creer que los sindicatos podrían luchar por los derechos del trabajador.

Resulta que no tengo en mi red a ningún sindicalizado. Así que a todos mis amigos, no los protege nada más que su trabajo y en algún caso de controversia, la ley si bien les va. De ningún modo estoy de acuerdo con que miles de personas pierdan su empleo, así suceda en la planta de VW o en LyFC. Creo que es una desgracia por donde la veas, y no tienen que ser miles. Me da pesar cada que alguien se queda desempleado, así sea sólo una persona. De ello depende el bienestar no sólo del trabajador, sino de su familia. Así que dejo claro que no estoy de acuerdo con lanzar a la gente a la calle.

Pero, de ahí a defender a los sindicatos, ya no puedo. Quizá, porque como dicen, esta forma "a la mexicana" es el problema. Porque al final, dice el dicho "no tiene la culpa el indio sino el que lo hace compadre". Mentiríamos al afirmar que toda la culpa es de los sindicatos. Aquí hay una trama de complicidades en la corrupción, en las que las empresas, las Srías de Estado o quien quiera que sea el patrón, solapa las canalladas del sindicato a cambio de complicidad e impunidad. Se convierten en una fuerza avasalladora, chantajista y corrupta, con intereses muy lejanos a los de su creación. Los líderes se enriquecen mientras los trabajadores se quedan en el mismo puesto una vida entera. Cierto es que no los pueden correr, pero igual de cierto es que no pueden crecer. Tienen que pagar cuotas obligatorias que se descuentan de su sueldo, que no es un salario alto, por cierto. Luego los sindicalizados se vuelven mañosos, porque están blindados. Y con un poco más que le busquemos, los trabajadores son todo menos eso. Se vuelven perezosos, rejegos, apáticos, ventajosos. Se venden plazas en cientos de miles de pesos, se heredan a familiares, se obtienen puestos fantasma por los que se cobra sin trabajar. Y no se hagan que todos tenemos un "aviador" en la familia.

Yo quiero que alguien reivindique al sindicalismo. Quiero que alguien nos diga cuál es el posible camino para limpiar los sindicatos y hacerlos dinámicos. Quiero saber cómo transformarlos en verdaderos defensores de los derechos de los trabajadores y no en obstáculos de crecimiento, tanto para las instituciones como para sus propios agremiados.

Por favor, urgen discursos en defensa del sindicalismo . Si tienes alguno, compártelo aquí.

2 comentarios:

Anónima dijo...

yo creo que sirven para un carajo... ups perdón... de cualquier modo, pregúntale al de la tertulia, el hasta escribió un libro

Milo dijo...

¡Ah, cómo olvidarlo, el señor Sindicalista! Y nosotros que lo despreciábamos tanto. Su sabiduría serviría tanto ahora.