viernes, 9 de mayo de 2008

De tormenta y calma chicha

La calma chicha es un momento pegajoso de tranquilidad antes de la tormenta. No pasa nada pero sabemos que se avecina la lluvia. Lo sabemos por el ambiente, lo intuimos con los sentidos y con la experiencia. Momentáneamente podemos creer que incluso ya no lloverá, que quizá hemos exagerado el presagio. Pero al final llueve, confirmando la profecía.

Ayer hacia mucho calor. No se podía decir que sería una tarde lluviosa. De pronto, cayó un chubasco.

Después de tanta espera, después de saber que no había remedio, anoche llovió en el corazón. La tormenta se llevó lo que quedaba que era ya sólo una esperanza tímida. Profetizar el fenómeno no lo hace menos intenso. Sólo lo hace comprensible y consecuente. Cayó nieve en las promesas, se inundaron las expectativas y se rompió el dique de las emociones contenidas tantos meses. Pisé charcos de tristeza, me empapé de certeza y luego me dormí con frío en los huesos, que habían permanecido tan inmóviles de miedo y que ahora en la lluvia se habían sacudido con total locura. Relampagueaba el pasado y el sonido que le acompañaba, ensordecía con la noción de la pérdida. Agua con más intensidad, luego agua en menor cantidad. Constante, puntual, voraz. La corriente se ha llevado nuestro abrazo. El caudal que habíamos visto antes con tanto temor, por fin nos alcanzó.

La tormenta pasó. No sé cuántos quedaron vivos. No he podido aún contar a los sobrevivientes. Se sabe de la devastación pero aún no se sabe el costo total de los daños. Pregunté por ti otra vez: ¿Estás ahí? Pero esta vez… esta vez sí era sólo mi voz, esta vez no te encontré entre los escombros. Esta vez sí te perdí.


Se acepta ayuda internacional para los damnificados.

3 comentarios:

Sólo Héctor dijo...

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Pues yo no soy internacional y no se me ocurre como ayudarte... pero si algo puedo hacer, pues me avisas, por ahí tienes mi correo.

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Milo dijo...

Jeje. Gracias, gracias, gracias. Afortunadamente, al final se arregló la inundación. =)

Unknown dijo...

Mira tu... ahora que me pongo al día, entiendo que por esas fechas yo también pedía ayuda y amiga. Por fortuna las aguas bajaron y, sobre todo, descubrimos que la tierra no se perdió, que sigue siendo fértil.

Ni que UNICEF ni que nada...