sábado, 20 de junio de 2009

Votar no es un dilema

Y como dice la Dresser, anular es votar. Desde hace mucho decidí que anularía mi voto. Ya no vale de nada que lo diga ahora que lo ha dicho todo mundo y que hay hasta una campaña que lo promueve. En fin, ya sé que no digo nada nuevo. Anularé mi voto, no porque quiera unirme al movimiento. No hay tal movimiento, y anular los votos no conducirá a nada. Anularé mi voto porque no me da la gana otorgárselo a nadie. Punto.

Si eso fortalece el voto duro, pues la verdad no me puede importar menos. Si tras de esto, hay un complot, tampoco me importa. Lo único a lo que puedo ser leal es a mi naúsea por los partidos políticos. No me apetece darle mi voto a los partidos grandes, que están plagados de corrupción, pero tampoco ayudarle a conservar su registro a partidos chicos familiares, que están igual de putrefactos. Por mí, que les quiten el registro, que dejen de asignarles cuentas millonarias a costa de nuestros impuestos.


Debo confesar culposamente que me entretiene (perversamente) ver las campañas. Me encanta el absurdo del partido Verde que exige que "el gobierno", esa entidad que a ellos les parece ajena no sé por qué si forman parte de él, otorgue vales de medicinas si no puede surtirlas. Total, los recursos son infinitos, se pueden gastar en lo que uno proponga. Deberían dar vales también cuando no puedan construir carreteras, instalar drenaje, etc.

El Pan que sigue con su labor heróica de rescatarnos del narcotráfico. Me asusta mucho que el presupuesto se asigne a una guerra armada, pero no se canalice a educación, salud u otros rubros importantísimos. De pronto, el foco se pierde. Lo único que importa es hacer la guerra. Y ya había yo externado mi opinión sobre esta "estrategia". Combatir los síntomas no cura la enfermedad. No hay propuesta real.

Y claro, la preciosa niña que avala al PRD... Nooooo, bueno, pero es que la niña es una autoridad en temas de política. Así que hay que hacerle caso. A ella, y al incoherente maestro de yoga que recomienda un aceite. Los dos gozan de autoridad moral para hablar.

El que es muy bonito es el spot del PRI, que dice todo y nada. Pero nos presenta un montón de figurines lindos que según ellos son de fiar o algo así.

Hueva infinita. Pan con lo mismo. Asco totalitario.

1 comentario:

Brenda Bejar dijo...

Yo amo el del PAN en el que unos weyes bien mameys con camisas pegaditas, jalan una cuerda en contra de narcos super cliché (sombrero, joyas, masa corporal), compitiendo en el típico juego de campamento de no caer al agua, ¿lo has visto?, es una joya.