martes, 22 de noviembre de 2005

Bingo

Cuando un hombre te hace una advertencia, debes escucharlo. Si por fortuna o por obra de los dioses, el chico se sincera y confiesa que puede hacerte daño o no quiere comprometerse, es tiempo de correr. No hay más que pensarle, ni más que esperar. Una vez expresada esa lapidaria declaración, no hay vuelta de hoja. Lo contrario es pura y mera necedad.

"Quizá algún día, puede ser que con el tiempo, se dará cuenta con la convivencia, uno nunca sabe, hay que dejarlo ser y ver qué pasa."... Todas estas son justificaciones estúpidas para no asumir la realidad de que NO sucederá. Tenemos la absurda esperanza de que las cosas cambiarán, de que un día le caerá el veinte y nos valorará, que con amor vamos a poder convencerlo. NONSENSE.

Nuevamente todo se centra en las expectativas. Lo que espero del Otro, más no, la realidad del Otro.

Sí, claro, quisiera ser más budista y no confundir el amor romántico con el verdadero amor incondicional, pero aún no estoy en ese nivel. Mientras no lo esté, creo que lo mejor es reconocer mis necesidades y limitantes actuales y asumirlas. Obligarme a mí misma a enfrentar una situación de desprendimiento sin el suficiente entrenamiento, me llevará ineluctablemente al sufrimiento, la frustración y la decepción.

Quisiera poder decir que sí a un amor más libre, pero hoy necesito compromiso y presencia. Hoy sé que lo que soy y lo que doy no es poco, y que hay seguramente miles de chicos que les encantaría. Esta vez tampoco quiero dar menos. Estoy harta de guardarme entregas por considerar poco merecedor al destinatario. Es el tiempo de encontrar a alguien que valore todo lo que ofrezco, sin querer cambiarlo ni regatearlo.

El tema con Guillaume habla de un desfase de tiempos. Aún siente que necesita tiempo solo después de su divorcio. Me parece genial, muy inteligente de su parte, pero yo no voy a sentarme a esperar que quiera nuevamente establecer una relación y, ¡ánimas! sea yo la elegida. Por supuesto que soy romántica de a baro y cada vez que esto pasa me pregunto si no habría que luchar y sangrar por este amor. Aguardar en el castillo tejiendo esperanzas hasta que llegue el caballero en corcel y se concrete por fin el amor épico. Pero hoy hay que ser un poco más prácticos. Somos millones de habitantes en la tierra como para aferrarse a uno solo. Ante tal diversidad, es seguro que habrá millones de seres que encajen con mis necesidades y yo con las suyas. Claro que da desesperación, porque por cada mil boletas de bingo que se compran, muy pocas salen premiadas con una linea y solo una tiene el premio mayor. Y como peor es nada, queremos cantar victoria y correr con un premio menor. Una cantidad ínfima que sabemos que no es suficiente y que gastaremos rápidamente. El secreto es una combinación de paciencia, inversión y azar. Pero lo importante es estar siempre atento: si dicen tus números, con toda la suerte de tu lado, puedes dejar pasar el triunfo por descuido.

Al parecer, estamos casi todos jugando este bingo del amor. Algunos tienen la fortuna de ganar a la primera. Otros venimos desarrollando teorías de probabilidades y trucos para poder ganar próximamente.

Yo sigo en la mesa de juego esperando para apostarlo todo a un solo número, que ya llegará...

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