sábado, 12 de noviembre de 2005

Un francés, dos muertes y un renacimiento

Volviendo a la trilogía mística, retomo los temas. Un francés irrumpió en mi vida el viernes y logró revolverme los sentimientos y arrancarme un intenso enamoramiento. Y mientras yo me resguardaba en sus fuertes brazos y me sentía segura y protegida de la maldad mundana, una de mis mejores amigas perdió a su abuela y mi antiguo jefe perdió a su esposa.

Vamos renaciendo y muriendo a cada momento. Yo me encontré reactivando mis latidos y naciendo en un nuevo corazón más fuerte y valiente, más seguro y auténtico. Para Eduardo, hoy se cierra un capítulo de amor que marcó un matrimonio de varios años y la lucha reciente por conservar la vida, para no vivir la muerte de un romance. Para mi amiga, se va la primer mujer de tres generaciones que hoy le ceden por completo la estafeta. El peso que yace sobre sus hombros es grande, pero no es mayor a su grandeza de espíritu. Esa templanza que ha nacido con ella, gracias justamente a las muertes que han rondado su vida.

Lo único importante de recordar la muerte es justo valorar la vida. Saber que vas a morir en cualquier momento tiene que devolverte a la pregunta básica de cómo estás viviendo el momento presente. ¿A qué le otorgas tiempo, dinero, atención, sentimiento y pensamiento?

El miércoles acompañé a Guillaume (un francés, o El Francés) al aeropuerto y me sentí tan triste. De pronto, era una pérdida más. De nuevo, la vida me estaba obligando a dejar ir. Quizá todo se centra en eso, en tomar y liberar, pero cuesta mucho fluir tranquilamente con esta idea. Nuestros placeres y amores a veces, se nos escapan ineluctablemente de las manos y no queda más, que dar la vuelta y tomar el siguiente metro al resto de los días en adelante. No hay nada más huidizo que la propia idea de que podimos asir algo de manera permanente.

Me encuentro hoy en el umbral del renacimiento más importante de mi vida. He debido cambiar todo, incluso mi forma de mirar el mundo. He deconstruido todos mis paradigmas para reinventarme. Soy la misma y soy distinta. Hoy también se abre la posibilidad de abrir las puertas y las ventanas a un ser que me ha devuelto la vida.

Renacer cada día, vivir este momento como el último... sólo eso.

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