martes, 7 de junio de 2005

El regreso de los (ex novios) muertos vivientes

Bajo la oscuridad de la noche, se levantan de sus tumbas los ex novios y se reincorporan al mundo de los vivos, sembrando el terror en mi conciencia y mi memoria.

Esta segunda vez, creo que me pegó mucho más que la primera. Curioso fenómeno. Ver al ser casándose no me provocó ni un mínimo espasmo de angustia. Quizá porque la relación que me unió al Nortek fue mucho más libre y cercana a la amistad que al noviazgo. Quizá porque ninguno de los dos nos enamoramos.

El tema es que Chris y yo hemos ampliado el plazo de terminación del contrato sexual aún después de cancelado el contrato amoroso. Sí, nos queremos aún, pero con un cariño distinto.

El año pasado apareció el Búnker. Y me enamoré locamente, porque esa es la única manera de hacerlo. Enamorarse otorga una distancia salvífica respecto a los ex novios. Es el perfecto antídoto contra el resto de veneno que nos queda de ellos en la sangre.

Así que Chris reaparece y me cuenta la historia de su nuevo amor. Se aplica el antídoto a sí mismo. Se hace inmune a mí y eso, claro está, NO ME GUSTA.

¿Qué más da si su enamoramiento tiene sustento o está construido de puras ganas? ¿Qué más da si la chica y él se odiaban desde hace 3 años hasta hace 3 meses? ¿Qué carajos importa si la chica hasta hace poco se afirmaba como aspirante a lesbiana? ¿Así, qué puede interesar que no le permita casi tocarla, que no le llame, que le haya confesado en una discusión que no siente química con él y que haya discutido en una confesión si debía terminar su relación con otro y con otra?

Está evidentemente por demás. Porque lo que es que cuando queremos creer en algo nos basta lo que se aparezca. Ella le dijo: quisiera enamorarme de ti. Él no puede decirle: estoy estúpidamente (tampoco hay otro modo) enamorado de ti. Yo opino que el enamoramiento no se decide, sucede.

En el preciso momento, no me ardió. Pero un día después, me dio coraje y aún no sé bien por qué. En cierto sentido me molesta, por supuesto, ver a alguien a quien quiero sufrir. Por supuesto, que me enoja que me maltrate a mi criatura. Pero no es sólo eso. Supongo que también hay una lápida ya sobre mi nombre. Ahora yo soy la exnovia que se levantará de su tumba. Con esto, ha logrado por fin enterrarme. Por supuesto, que eso no significa que aún me amara o anhelara volver conmigo. Justo es lo que no significa. Significa que ya no significo. Ya no soy su última relación importante. Ya no soy la última chava con la que tuvo algo serio. Ya soy historia, no más parteaguas.

Soy un ladrillo más en la pared, otra más que muerde el polvo.

Aventuradamente le dije una vez al Búnker que asistiría gustosa a su boda. Ja! Rectifico: no iría a SU boda. Enough is enough!

No hay comentarios.: