martes, 5 de julio de 2005

Inchi Muerdenalgas

Inchi logró adaptarse a este nuevo sitio. Estoy contenta y tranquila porque estamos todas bien, es decir, las 5: Guille, Adriana, Chita, Inchi y yo.

Evidentemente, el primer encuentro entre las felinas no fue tan grato. El maullido ronco de Chita anunció su renuencia al abandono de su superioridad. Sucede que a Chita le cambió el carácter (o como sea que se le llame en los animales) desde que la esterilizaron. Se volvió más cariñosa y juguetona.

Al parecer, Inchi también aprendió nuevos trucos. Ya había convivido con otra gata y de mayor tamaño, aunque menor edad. Fue muy evidente que perdió el miedo. Así que se corretearon, se asustaron, se esponjaron, pero finalmente se aceptaron.

Claro que Chita le propina sendos coscorrones y mordidas, para demostrarle quién es la jefa. Inchi para no quedarse atrás, le interrumpe el sueño y la ataca cuando se descuida. Como sea, todo es en son de juego y no se hacen daño. Fiu, respiro profundo.

Pero Inchi no sólo se dedica a molestar a Chita. ¡Claro que no! También tiene un amplio repertorio de conductas molestas para humanos, entre las que se cuentan:
1. Tirar floreros, siempre y cuando la mires.
2. Sacar objetos de la basura, siempre y cuando te enojes.
3. Morder las plantas, siempre y cuando la persigas.
4. Y la más controversial, morderte las nalgas, siempre y cuando estés profundamente dormido.

¿No es adorable?

Con todo y la anarquía de Inchi, todos estamos contentas con la nueva configuración familiar. Chita ama la camita redonda de Inchi y se duerme ahí la mayor parte del día. Ahora come Whiskas de cachorro y toma leche, cosa que no hace desde que era muy bebita. En fin, son muy chistosas y nos hacen reír mucho.

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El fallido Metrobús me ha hecho pensar dos veces en Carolina. Me refiero, por supuesto, al depa. La verdad es que creo que por mucho tiempo, circular en el Metrobús no será la mejor opción. Y que conste que esta predicción sigue siendo optimista.

Desde que lo inauguraron, he evitado por todos los medios posibles no abordarlo. Tomo otras vías, otros transportes. Creo que... le tengo miedo. Sí, me asusta y me da alergia.

Replanteo la zona, pero no lo comenten mucho, porque luego dicen que soy indecisa...

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