domingo, 18 de enero de 2009

Del Encuentro Mundial de las Familias

Ya Pucca ha escrito sobre el tema y como merece mucho más que un comentario, ahí les voy.

En efecto, esta semana en México se realizó el Encuentro Mundial de las Familias, evento católico. Inicialmente parece que es solamente un congresillo cualquiera que realiza la Iglesia para hablar de su visión del mundo. Pero creo yo que este evento tiene múltiples implicaciones que van mucho más allá de los discursos.

"El Papa Benedicto XVI pidió al mundo no confundir a la familia con otras formas de convivencia, reconocerla por su función social, así como brindarle protección cultural, jurídica, económica, social y sanitaria". La nota completa en El Universal. El asunto trasciende la mera ponencia cuando contemplamos que al menos 80% de la población mexicana pertenece al catolicismo. Más allá de la discusión de cómo viven la fe los católicos, creo que es importante lo que declara la Iglesia hacia su feligresía, porque se supone que aquellos adeptos deberían vivir conforme a ello.

Y por ello, las implicaciones de este evento. En primer lugar, el Presidente Calderón se presenta a la apertura del evento. ¡Que alguien me explique! ¿No se supone que vivimos en un estado laico? Y que quede claro que este evento no era a nombre del Vaticano como Estado, sino a nombre de la Iglesia Católica en su carácter de religión. Creo que nos da una clara señal de quién tiene preferencias en este país.

Atendiendo a los discursos, la Iglesia Católica reitera que familia sólo es aquella formada por un hombre y una mujer unidos en el sacramento del matrimonio y con hijos. Es decir, que todo aquello que esté fuera de ese cajón, no es familia, y por supuesto, no es bendecido por la Iglesia. Esta postura está completamente escindida de la realidad. La sociedad ha cambiado durante los últimos milenios y alguien no les ha avisado. Y perdón, pero entonces, ¿dónde queda todo lo demás? No hablemos ni siquiera de uniones homosexuales, vaya. Hablemos de madres y padres solteros, de abuelos que crían a nietos como hijos, de hermanos valientes que crían familias, de padres divorciados o viudos. Y más allá de la creencia, esto permea las conductas de esos que se dicen católicos. Esos que en su cerrazón, le cierran las puertas de las escuelas, de los grupos sociales, del empleo, a personas que provienen de un lugar que ellos no llaman familia.

Familia en términos sociales debería redefinirse, no por los dogmas católicos ni de ninguna otra religión sino por la dinámica propia de la sociedad. Por su propia homeostasis, la familia ya no puede encajonarse. La realidad es otra. "Según el INEGI, 10% de los hogares corresponden a familias alternativas: sin parentesco o de convivencia por razones sexuales y económicas".

Por otro lado, afirmar que las familias disfuncionales generan delincuencia es una falacia. Porque en primer lugar, habría que definir disfuncional y ya dijimos que para ellos es todo lo que salga del esquema tradicional. Y eso significa que muchos de nosotros estamos condenados al crimen. Y esto sí me parece un atrocidad. Porque esas mismas familias tradicionales también crían hijos corruptos, delincuentes de cuello blanco y también asesinos, rateros y otras aberraciones. Es una postura maniquea como acostumbran en que sólo lo católico es bueno y todo lo demás es malo, y sólo puede generar más maldad.

Dice además otro renombrado obispo, que familia no hay que confundir con otras uniones y que más allá de que sea bueno o malo, una unión homosexual debe mantenerse en privado. ¡Hazme el rechingado favor! Ora resulta que deben seguir enclosetados los pobres a riesgo de sacudir el anquilosado concepto de familia católico. Y de ahí a que las comunidades mexicanas releguen, marginen, satanicen o hasta atenten contra los homosexuales, porque se parte de una visión de humanidad restringida en la que la homosexualidad es un pecado y una desviación. ¿Eso qué tiene que ver con dios?, pregunta la multitud curiosa. Nada. Porque no hay ninguna declaración ni conferencia de prensa en la que Dios (ningún dios, según sé) haya declarado como aberrante la homosexualidad. Esta es una declaración humana.

Ahora bien, yo estoy de acuerdo que una iglesia, cualquiera que sea puede declarar su conjunto de dogmas y aquel que quiera creerlos estará dentro y el que no esté de acuerdo, pues que vaya a molestar a otra religión. El problema es que actuamos según lo que pensamos y creemos. Y creer en estos paradigmas nos limita como sociedad para crecer, para tolerar, para aceptar otras formas.

Y luego nos preguntamos sobre la estupidez de que un gobernador prohiba los besos y la vestimenta "indecente" (lo que sea que este tarado entienda por eso). Pues claro, porque eso es lo que debemos esperar de alguien que cree en conceptos retrógradas. Si partimos de la idea del hombre como un ser carnal, que no puede controlar sus instintos y de mujeres provocadoras, pues claro que debemos prohibir las minifaldas. Pero esto no es más que una justificación chafa de un machismo histórico. Resulta entonces que las mujeres tienen la culpa del acoso, de las violaciones, de las faltas de respeto. No, no y no, ya basta de estas pendejadas, por favor. Porque si no se pueden controlar, porque no mejor los castran para que evitemos su descontrol. Es completamente absurdo. Además, deja fuera otros tipos de abuso que no son hacia las mujeres provocadoras, porque también hay abuso contra infantes, y no creo que sea porque se visten de manera tentadora.

Así que, creo yo, este encuentro tiene muchas más implicaciones de las que podemos observar a simple vista. Creo que es momento que nos replanteemos el tema de la familia, católicos y no católicos. Porque la realidad no es el deber ser, es lo que es y excede con mucho lo que nos dicta cualquier iglesia. Cerrarnos a una sola forma de mirar el mundo, nos hace esos mismos seres humanos, años y años en guerras santas. Ese pensamiento obtuso nos obliga a discriminar, a señalar con el dedo a los pecadores, a marginar.

Si creemos que dios nos dio razón para pensar, pues vamos, no seamos huevones, ¡a pensar se ha dicho! Hagamos un serio ejercicio de reflexión, fuera del dogmatismo secular. ¡Crezcamos, gente!

3 comentarios:

Unknown dijo...

Por fortuna, quienes creemos en Dios vamos más allá de los discursos de la Iglesia. Fuera de los políticos (Iglesia y FCH) el tema fue tratado con respeto y apoyo de las variedades de familias.

Eso si, los periódicos no tomaron eso... cuando yo decía ¡ups, eso estuvo de más! justo es lo que publicaba El Universal. Aquí merece otro post sobre los medios de comunicación.

Anónimo dijo...

coincidente con este encuentro mundial, sale una campaña en Europa que me parece una joya... claro, para los que no creemos en dios y no tenemos de que preocuparnos por si la iglesia catolica legitima nuestras familias o nuestro outfit http://news.bbc.co.uk/hi/spanish/misc/newsid_7824000/7824978.stm

Milo dijo...

Cierto, Pucca, los medios editorializan con su selección de información. Creo yo que a los católicos pensantes justamente les dará un tema pero podrán discernir y tomar lo bueno. Para eso tienen criterio, y en la vivencia personal de la fe podrán coincidir o no, y vivir como decías en tu post los valores cristianos. Ánimas, hubiera más católicos como tú. Pero en realidad, no es porque seas católica, sino porque eres una gran persona con valores firmes y por casualidad resulta que profesas esa religión.

A mí, el riesgo me parece que está en que no todos los católicos cuestionan (y los no católicos tampoco, ¿eh?). Simplemente obedecen dogmas y así se genera encono y división en la sociedad. De eso es de lo que debemos cuidarnos.

Y como dice la Perfu, pues sí, en último de los casos a quienes no somos católicos, no nos importa que nos legitimen, pero eso no significa que no seamos también receptores de las consecuencias de dichos pensamientos y discursos.

Abrazos a ambas.